También para el sector del vino las fiestas de Navidad suponen una de las temporadas de mayor venta de todo el año. Entre las botellas que se consumen en las celebraciones y las que se regalan -ya sea personalmente o las que se incluyen en las cestas-, las bodegas logran aproximadamente entre un 30% y un 40% de su facturación durante esta fecha, según los cálculos del gerente de la Denominación de Origen Vinos de Alicante, Eladio Martín. 

Aunque no es ni de lejos la de mayor volumen del país, la DO alicantina sí puede presumir de ser la más antigua, ya que desde 1510 cuenta con un sistema de protección de su marca que le otorgó Fernando El Católico. Entre su producción son también abundantes los vinos dulces y mistelas, entre los que destaca el fondillón, durante siglos considerado como uno de los mejores caldos del mundo, presente en las cortes de toda Europa. Una joya que ha sobrevivido a todo tipo de vicisitudes y que actualmente mantiene una producción muy exclusiva, como señala Eva Miñano, de MG Wines, el grupo propietario de Bodegas Monóvar, que concentra en estos momentos el 70% de la producción del fondillón y cuyas ventas crecen un 30% en esta época. 

Un estacionalidad de la que también da fe Joselina Vallés, de Bodegas Teulada, que vende prácticamente la mitad de su producción por estas fechas.