Carlos Carbo: "No soporto que me toquen los libros y jamás los presto, nunca vuelven"

P. ¿Su formato de lectura?

R. Siempre libro físico. Me gusta el libro por su contenido y por su continente, el libro como objeto, sentirlo, tocarlo, olerlo. Me gusta mi biblioteca ordenada según mi criterio. No soporto que me toquen los libros, y jamás presto libros, nunca vuelven.

P. ¿Qué le aporta leer?

R. Lo es todo. Somos la amalgama entre lo vivido y lo leído y cualquier hora es buena para leer, aunque prefiero la tarde y, si es posible, con luz natural. De niño ya leía a Salgari, Dumas y Verne, libros que sacaba de la biblioteca de los Corazonistas de Sarriá. Los devoraba.

P. ¿Un buen novelista?

R. Me gustan las novelas que siguen varias tramas al mismo tiempo y Pierre Lemaitre es un maestro en eso. Su obra es una mezcla de novela negra y crítica social, y dibuja muy bien personajes decadentes y casi marginales. Me engancharon sus libros del comandante Camille Verhoeven, un antihéroe, y su trilogía Los hijos del desastre.

P. ¿Novela histórica?

R. Las de Santiago Posteguillo, por su capacidad para recrear situaciones y tramas, y más teniendo en cuenta la escasez de fuentes clásicas. Su trilogía recrea un personaje, Publio Cornelio Escipión El Africano, que fue crucial en la Historia y se enfrentó a otro genio como Aníbal por la hegemonía en el Mediterráneo. Esa influencia nos ha marcado. Somos hijos de Roma.

P. ¿Un título imprescindible?

R. La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza. La evolución histórica de Barcelona, sobre todo en la segunda mitad del XIX y la primera del XX, ha sido crucial en la historia de España. Con su estilo preciso e irónico nos relata el ascenso, auge y caída de Onofre Bouvila. En cierto modo lo equiparo a la actual Barcelona, una ciudad en decadencia que por querer ser la más moderna ha perdido ese carácter al mismo tiempo señorial y canalla que la caracterizó; me duele Barcelona.

P. ¿Repite autores? 

R. Sí, los citados, y Phillip Kerr, Amor Towles, Pérez-Reverte, P.G. Wodehouse. Me gusta consultar palabras, buscar lugares, personas. Mi curiosidad no tiene límites.