CRÍTICA
'Mi vida en los objetos', de Miquel Martínez: intriga deslumbrante
Sin dejar de ser un gran poeta, el autor demuestra que es también un excelente novelista con su nuevo libro, un texto apasionante con Valencia como protagonista
El escritor y periodista Miquel Martínez. / EPE
Jaime Siles
La novela es un género que admite muchas formas: tantas como la ficción y el pacto con el lector permiten. Por eso, el autor busca siempre ese punto de encuentro, que no es otro que el de partida y que casi siempre suele coincidir con la primera frase. Miquel Martínez (La Vila Joiosa, 1959) no es un novato y lo sabe. Su Nòmina de dubtes obtuvo el Premi Ulises de narrativa, y sus libros de poemas Llibre de familia y Ravals de l’alegria recibieron los premios Senyoriu d’Ausias y Ausias March, respectivamente.
Una cita de Ian McEwan abre esta novela, que se desarrolla, sobre todo, en Valencia, con extensiones espaciales a la Italia del Sur y bien llevados saltos en el tiempo. El lector se siente dentro de este territorio conocido, que son las calles de nuestra ciudad, que constituyen el trayecto diario del protagonista: un ser apegado a sus costumbres y para quien las cosas adquieren -sin que se sepa cómo ni por qué- un sentido especial. Podría decirse que la historia narrada es su protagonista, o al revés: que el protagonista es la materia de la narración. Pero nos equivocaríamos, porque esta novela es eso y mucho más.
Lo que se admira en ella es precisamente la visión y el punto de vista de un protagonista, a quien presta su voz el narrador, y el modo en que los diferentes episodios- que son muchos- van milimétricamente engarzándose los unos con los otros, sin puntos de fuga y sin que su tejido se resienta. De manera que ni hay palabra suelta ni elemento dejado al azar: todo está relacionado con todo- desde el detalle más mínimo hasta el dato más trivial. Posee, pues, una sólida estructura, y lo que le interesa subrayar al autor son precisamente los subalternos y los reglamentos, sin los cuales nada podría funcionar.
Desde dentro
Detectivesca, más que policíaca; de costumbres, pero también moral, Mi vida en los objetos presenta un mundo en el que somos vistos desde fuera: desde un fuera, que es un desde dentro siempre; en el que no se renuncia a la crítica literaria ni a la cinematográfica, y en el que no deja de haber teorización ("Cuando se escribe algo, aún con la mejor intención, lo que antes tomaba en nuestras reflexiones una forma líquida y extensa, llena de esquinas, recovecos y matices, se achata y simplifica, hasta desnaturalizarse"). De ahí que nada aquí sea casual: ni la historia ni el o los protagonistas. Juan Ramón Jiménez concibió y compuso unos Poemas impersonales; el protagonista de esta novela evita la notoriedad y lamenta que las cosas hayan perdido "su impersonalidad".
Escrita con buen pulso y en un estilo claro, rehúye la experimentación y opta por la linealidad
Sin embargo, el conocimiento de la doble profesión del autor (periodista y escritor) aflora y no duda en afirmar que "El periodismo plantea las preguntas, la literatura suministra las respuestas", y se muestra partidario de la conservación de los secretos porque en ellos reside "el lado humano de las cosas". Como los ángeles de Rafael Alberti son criaturas mediadoras a medio camino entre los dioses y los hombres, en la novela de Miquel Martínez la madre es la mediadora entre el protagonista y el mundo "a través de los objetos".
En realidad son éstos, los objetos, la historia familiar, el florete, el albarán perdido, una falda de cuadros y las casas los verdaderos protagonistas y no el personaje desde cuyo corazón, cuya memoria y cuyos ojos asistimos al relato, pues éste –como él mismo reconoce– aspira a "la pureza de vivir de incógnito", y hay que decir que casi lo consigue. Mi vida en los objetos es una novela breve, una nouvelle, un cuento largo, de ritmo medido y lento en su primera parte, y de ritmo acelerado en su segunda mitad.
Escrita con buen pulso y en un estilo claro, rehúye la experimentación y opta por la linealidad. Su lectura resulta muy grata, gracias a un ágil equilibro entre inteligencia y humor. Miquel Martínez, sin dejar de ser un poeta, ha demostrado que es también un excelente novelista, capaz de organizar en un exacto cosmos lo que en la vida suele manifestarse como caos y construir una intriga en torno a una saga y una empresa familiar, utilizando para ello la chispa provocada por un hecho insignificante que desencadena, sin embargo, toda la coloratura de la acción.
'Mi vida en los objetos'
Miquel Martínez
Ediciones Contrabando
202 páginas
18 euros
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