CRÍTICA

'Los vulnerables', de Sigrid Nunez: los matices de la delicadeza

¿En qué nos cambia vernos encerrados en casa y reducidos a nuestros medios más elementales? Esta es la pregunta que se hace la autora estadounidense en su última novela

La escritora Sigrid Nunez, autora de 'los vulnerables'. / EPE

El estilo de Sigrid Nunez (Nueva York, 1951) se despliega en Los vulnerables esquemático, alusivo, culto y analítico. Como si la autora estuviese más interesada en exponer las vidas como resúmenes (y ejemplos de algo) que en mostrarlas en una narración extensa. Al fin y al cabo, ¿no hemos ya narrado tanto? ¿No hemos contado ya tantas vidas desbordantes de emociones, arrepentimientos, intensidad y culpas?

Es de suponer que esta decisión de estilo es acorde con el propósito de la novela, escrita bajo el signo del confinamiento por causa del Covid-19. ¿En qué nos cambia vernos encerrados en casa y reducidos a nuestros medios más elementales? Una respuesta sería reforzar la propia fortaleza ante la agresión, exponer los recursos individuales de defensa (incluidos los derivados del dinero que permite comprar cultura y herramientas), pero Núñez se inclina por la vulnerabilidad, por los flancos suaves del compuesto humano, que se avienen mejor a su estilo, tan sensible a la ternura, a la empatía, a los repentinos brotes de afinidad, a las vacilaciones que se refuerzan en inesperadas alianzas. 

La obra plantea en el arranque una serie de vidas cruzadas, de recuerdos de amistades perdidas, siempre en el mismo tono desenvuelto y delicado, apoyado en citas de autores de prestigio que invitan a la reflexión sobre lo vivido por los personajes, pero también sobre la propia escritura. La autora las comenta con mucha habilidad, en un estilo nada erudito, que permite combinarlas con las narraciones de las vidas de sus amigas perdidas en la vida para intensificar su sentido.

Precariedad y fugacidad

Aunque la novela termina remansando en una situación narrativa concreta (la convivencia en un pequeño piso de una mujer de edad y ambiciones muy parecidas a la autora, un joven vegano de la generación más joven, que no se conocían de antes, y un imponente loro), el arranque, sugestivo y deslavazado, pasando de un tema a otro de manera desenvuelta, influye sobre la lectura del conjunto, proyectando una sensación de precariedad y fugacidad, de relaciones frágiles, que pueden volverse muy valiosas si se abre la confianza y empiezan a reforzarse.

Nunez se inscribe en una corriente literaria cada vez más nutrida que aborda el presente como un debate abierto

Nunez se inscribe (desde una perspectiva muy personal, que no parece deudora de nadie) en una corriente literaria cada vez más nutrida que aborda el presente como un debate abierto (¿cómo convivir?, ¿cómo relacionarnos?), no tanto para exponer sus peores perspectivas y reconocer las bajas pasiones que recorren nuestros ideales y buenas acciones, como para explorar emociones más delicadas y desatendidas por una narrativa embriagada por su deseo de impactar, atrapar y desgarrar al lector: la ternura, la confianza, la responsabilidad, el cuidado...

Trabaja así en una línea parecida (y al mismo tiempo muy distinta) a la de Ali Smith cuando la novelista británica explora el potencial de los gestos comprensivos para recuperar políticamente a ciudadanos perdidos en el odio neoliberal

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Desde estas coordenadas entendemos mejor la apuesta de Nuñez por esta prosa analítica, esquemática, desligada de pasiones excesivas y derrames de intensidad. Concentrada en algo, si se quiere, más pequeño, pero seguramente más decisivo: los matices de la delicadeza.

'Los vulnerables'

Sigrid Nunez

Traducción de Mercedes Cebrián

Anagrama

208 páginas. 18,90 euros

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