Opinión | OPINIÓN
Entre mirarse el ombligo y darse a la lectura
Francia es un país leído en el que transitan tantas realidades fascinantes que resulta una tontería encerrarse en el caparazón del "yo conmigo mismo" y perderse una realidad tan multicultural
El presidente francés, Emmanuel Macron, durante la rueda de prensa en la que anunció el adelanto de las elecciones legislativas en Francia. / EFE
En más de una ocasión he citado el encuentro del ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, con unos estudiantes donde el político hacía una defensa de los libros y la literatura. Se trata de un discurso que debería pasarse en los colegios de España subtitulado. Es una loa deliciosa y poética al acto de la lectura como espacio para "abriros a nuevos mundos nuevos" gracias a las palabras.
Le Maire, autor de más de 15 libros, algunos eróticos, fue muy criticado porque, en medio de la famosa crisis del Gobierno Macron por la reforma de las pensiones, se dedicó en sus tiempos libres a escribir una novela con pasajes pícaros. La publicó coincidiendo con el debate político. Su respuesta a la oposición de izquierda y derecha fue que había personas que desconectaban haciendo senderismo y él escribía.
¡Qué atrevimiento!, dirán algunos. Todo eso en un país en el que las apariencias indican que la población opta por posiciones radicales. Sin embargo, cuando llegó el momento, volvió todo a espacios centrales. Y, aunque la gobernabilidad del país vecino no será fácil, la lectura salió adelante.
Sólo visitando, a través de los libros, las cientos de culturas posibles, encontrando empatía en el descubrimiento de nuevos personales literarios alejados o cercanos a nosotros, podemos hacernos una idea más abierta de la realidad y no de nuestro ombligo.
Francia es un país leído donde transitan tantas realidades fascinantes que resulta una tontería encerrarse en el caparazón del "yo conmigo mismo" y perderse una realidad tan multicultural. Este concepto funciona para mal, tanto en el caso de unos como en el de los otros. Quiero decir tanto para los que llevan tiempo en su casa como para los que viajaron, en ocasiones en circunstancias muy precarias, buscando una casa mejor. La lectura nos abre el enfoque, y eso es muy sano.
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